Formada la mesa final

Formada la mesa final

Poker Room
18/12/2018

Un nivel de vértigo nos ha llevado hasta la mesa final y lo ha hecho con solo ocho jugadores, ya que en plena burbuja dos jugadores cayeron en la misma mano. Vayamos por partes.

El nivel comenzó con la abrupta salida de Eric Rojas y Daniel Rueda. Rojas se movía all in por 4,9 ciegas, Rueda hacía lo propio por detrás, e Ignacio Molina se ponía a pensar en la ciega grande. Molina tenía el mejor stack del torneo en ese momento, y terminaba pagando para ponerlos a ambos en riesgo.

Molina:

Rueda:

Rojas:

Las cartas comunes traían un ocho y un tres en el flop, y el resto de cartas no ayudarían en absoluto a los jugadores más necesitados. Molina los eliminaba ambos y dejaba el torneo al borde de la burbuja de FT.

El siguiente en caer era Xavier Sandoval, que se despedía contra Haykel Vidal. Sandoval abría e iba a ver el flop contra Vidal tras el call de este. El flop traía y ambos decidían pasar para ver un aparecer en el turn. Vidal pasaba, pero lo hacía para pagar la apuesta de Sandoval, que tras pasar de nuevo Vidal en el river, se movía all in.

Haykel Vidal le hacía call con y se llevaba el bote con escalera contra el de Sandoval.

Al siguiente eliminado nadie lo mandó a la lona. Hablamos de Fernando Giménez, que tras pasar el corte con 155.500 puntos, hoy no se ha presentado a la cita, y obviamente su stack ha ido desapareciendo poco a poco hasta caer en 11.ª posición. 

El torneo alzancaba entonces la burbuja de premios, una situación que tardó solo unas manos en resolverse. Con el juego mano a mano, llegó un all in en cada mesa. El primero de ellos enfrentaba a Sylwester Fortuna y a Ignacio Molina.

Molina:

Fortuna:

El board traía y Fortuna, uno de los jugadores más divertidos que hemos visto estos días en las mesas, se despedía del torneo, y lo hacía con las manos vacías, ya que su stack contaba con 5.000 puntos menos que el de Michael Maranslicht, que en la otra mesa estaba all in contra Haykel Vidal.

Vidal:

Maranslicht:

El board descubría y Maranslicht se veía obligado a decir adiós, aunque con la alegría de haber recuperado la inversión.

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